Primer trabajo de narración para el ejercicio de "símbolo", pero que ha sido descartado por no considerarlo el autor apropiado al objetivo. Está basado en el capítulo uno e inicio del dos, del Génesis de la Biblia. 3 de mayo de 2016.
"...Cuando el cielo allá arriba no había sido mencionado y el nombre de la tierra ni siquiera pensado." - Cántico Cósmico, de Ernesto Cardenal Fragmento de texto que me dió la idea para el siguiente texto
En el principio tenía Ella el pensamiento y el papel. Y el pensamiento estaba desordenado y el papel vacío, y un problema cubría su mente, y la Musa de Ella se movía sobre la superficie de la mesa. Entonces dijo Ella: sea la inspiración. Y hubo inspiración. Y vio Ella que la inspiración era buena; y separó Ella la inspiración del problema. Y llamó Ella a la inspiración Idea, y al problema lo llamó Conflicto. Y fue la tarde y fue la mañana un día.
Luego dijo Ella: Haya palabras para la idea, y separe unas ideas de otras. E hizo Ella las palabras, y las escribió en el papel. Y el vacío abandonó el papel. Y fue así. Y llamó Ella a las palabras el Tema. Y fue la tarde y fue la mañana el día segundo.
Dijo también Ella: Júntense en un papel las palabras que componen la idea, y que aparezca la narración. Y fue así. Y llamó Ella a la narración historia, y al conjunto de palabras lo llamó argumento. Y vio Ella que era buena. Y dijo Ella: Produzca la historia un trasfondo: un pasado que de sentido, y un mundo que dé cobijo a todo lo que allí sería creado, con su historia en él. Y fue así. Y produjo el trasfondo un pasado y lugares donde ubicarlos. Y vio Ella que era buena. Y fue la tarde y fue la mañana: el tercer día.
Entonces dijo Ella: Haya acontecimientos en el desarrollo de la historia para separar las partes de la misma, y sirvan de señales para las acciones y para escenas y para capítulos y para volúmenes; y sean como faros en la expansión de la historia para alumbrar sobre el papel. Y fue así. E hizo Ella las dos grandes líneas argumentales, la trama mayor para iluminar a la mente, y una trama secundaria para iluminar al corazón. Y Ella las puso en el argumento para iluminar la idea y el conflicto, y lo hizo en forma de palabras sobre el papel, para preservar la idea del olvido. Y vio Ella que era buena. Y fue la tarde y fue la mañana; el cuarto día.
Dijo Ella: Llénense las páginas de criaturas, desde animales que buceen, naden, se arrastren, caminen, trepen y vuelen sobre el mundo en esta creación, a plantas, árboles, piedras, montañas y cualquier cosa que pudiera albergar alma. Y vio Ella que era bueno. Y Ella los bendijo, diciendo: Vivid y llenad las aguas, las tierras y los cielos, y así el trasfondo y las historias. Y fue la tarde y fue la mañana; el quinto día.
Luego dijo Ella: Produzca la historia a personajes según su función: compañeros, guías y maestros, meros figurantes, y también a los antagonistas, los que produjeran el conflicto o los que interfieren en la resolución del mismo. E hizo Ella los antagonistas y los personajes secundaríos. Y vio Ella que era buena.
Y dijo Ella: Hagamos a las protagonistas a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerzan predominio en la historia sobre los demás personajes y seres vivos. Creó, pues, Ella a los protagonistas a imagen suya; hembra y macho los creó. Y les bendijo Ella y les dijo: Sed inolvidables y perdurad, y vivid las historias y resolved los conflictos; ejerced prevalencia sobre los demás personajes, animales y todo ser viviente que intervenga en la historia. Y dijo Ella: He aquí, yo os he dado todo lo que necesitáis como alimento. Y fue así. Y vio Ella todo lo que había hecho, y he aquí que era buena en gran medida. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día.
Fueron, pues, acabados el argumento y el mundo y todas sus huestes. Y en el séptimo día completó Ella la obra que había hecho, y reposó en el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Ella el séptimo día, y lo firmó, porque en él reposó de toda la obra que hecho Ella en la creación.
Pero sus protagonistas olvidaron a su escritora y después inventaron a otro creador que diera sentido a su existencia.