Desde las Asociaciones de los profesionales de la carretera se pone de manifiesto tanto la falta de información que existe con respecto a la siniestralidad profesional en la carretera, como la falta de un protocolo básico de actuación en el caso de un siniestro laboral que diferencie y clasifique entre distintos tipos de accidentes:
- Accidentes laborales de profesionales de la carretera: Consiste en aquellos accidentes de trabajo de conductores profesionales ocasionados por el trabajo que realizan y asociados a los riesgos laborales propios de su puesto de trabajo: conducción prolongada y profesional.
- Accidentes laborales no profesionales: Se trataría de los accidentes de trabajo que sufre cualquier trabajador conduciendo un vehículo en jornada laboral, cuyo puesto de trabajo no implica conducción profesional. Son los conocidos como accidentes “in itínere” y en misión.
- Accidentes de tráfico no laborales. Nos encontraríamos ante accidentes que puede sufrir cualquier individuo al volante.
La diferenciación de los distintos tipos de accidentes es importante para determinar las actuaciones a ejecutar y para poder realizar medidas preventivas específicas.
En el caso de ser una conducción profesional se debe realizar un análisis de investigación de accidentes de trabajo específico que tenga en cuenta en su metodología de análisis, el árbol de causas que generaron el accidente: los riesgos específicos de la conducción profesional, la conducción prolongada, el tipo de vehículo, etc.
Si nos encontramos ante un accidente de trabajo no profesional, las posibles causas difieren de las del transportista profesional, la conducción no es la actividad principal de este tipo de trabajadores por lo que su tiempo de exposición es menor, así como son distintos los vehículos expuestos.
Los accidentes de tráfico no laborales, en este caso el protocolo de actuación difiere bastante ya que no requiere asistencia sanitaria por parte de la Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, tampoco requiere una investigación del accidente laboral sino que se completa el trámite con el Atestado de los cuerpos que tengan asignada la tarea del tráfico.
Las empresas y asociaciones de los profesionales de la carretera informan sobre cómo la falta de investigaciones de accidentes de trabajo merma la capacidad de los Servicios de Prevención para proponer medidas preventivas eficaces. Asimismo, esta carencia de investigaciones de accidentes impide que se vayan asumiendo ciertas patologías como propias del profesional del sector de la carretera, limitando el reconocimiento de ciertas patologías como enfermedades profesionales y su inclusión en la lista de enfermedades profesionales reconocidas.
Desde el sector se destaca también la falta de coordinación entre las distintas Administraciones Públicas afectadas por el problema del tráfico; el Ministerio de Fomento, la Dirección General de Tráfico y el Ministerio de Trabajo asumen que no comparten la suficiente información como para poder clasificar los accidentes y así poder incidir en sus causas de forma específica.
El 38 % de los accidentes de tráfico mortales son siniestros laborales, según el Servicio de Prevención de la Dirección General de Tráfico, y si bien los accidentes de tráfico tienden a disminuir, los accidentes laborales-viales aumentaron un 4,6 por ciento y los mortales casi un uno por ciento en el último año.
Es imprescindible, por tanto, abordar esta faceta creciente de la siniestralidad laboral desde su propio ámbito de movilidad y desde los trabajos directamente asociados al transporte. Este abordaje conlleva la reflexión sobre la accidentalidad vial relacionada con el trabajo y las alternativas preventivas que pueden fundamentar una movilidad posible y diferente, más segura para los trabajadores y la ciudadanía en general.
A la vez, se plantea la necesidad de coordinación entre la Administración y el sector del transporte «para impulsar la seguridad vial en el trabajo», que pasa por una estructura preventiva en dos niveles, tanto a nivel de mejorar las vías públicas, como incluir estrategias dentro de los planes de prevención de riesgos laborales de la propia empresa.
Por último, es necesario igualmente inculcar la cultura de la seguridad vial tanto a empresarios como a los trabajadores a través de una serie de «buenas prácticas”, a la vez que ofrecer programas específicos de prevención en materia de seguridad vial. Todo ello en coordinación con los diversos niveles de la administración y sobre todo con la implantación de planes preventivos específicos en las empresas del sector de transporte por carretera, como la adecuación de los vehículos o el estudio de rutas y tiempos.